viernes, 9 de noviembre de 2012

Como se ama a la Caída


Si alguna vez te pareció
te he dado razones
para volver
ignórame.

A veces las alas
se queman
al vuelo de la
sinrazón.

A veces no puedo
evitar morderme
los pies caídos
en carne.

A veces regresas como la sombra de una guadaña
proyectándose ferozmente en la pared de mis brazos
y siento el vacío como una herida suave
que se desliza dulcemente entre mis labios
y termino por beber de mi propia sangre
imaginándote desnuda de todas tus ideas
enterrada bajo mantas de luna sedada
jugueteando con las gladiolas que crecen
entre tu sexo y tu caída.

El verano nunca se acerca cuando hay muerte en tus labios
la primavera ha aprendido a ceñirse a tus pies.

Es difícil saber lo que piensan las mariposas de la araña,
es difícil encontrarte flexionada sobre tu propia agua,
bebiendo del silencio episcopal de los fetos de dioses,
y no amarte como se ama a la piedra del altar,
no amarte como se ama detrás de las cortinas.

Es difícil no amarte con los saltos de los tiempos,
con los gritos y los golpes en el pecho,
con los "yo creo" y la sangre que salta de boca en boca
y se vuelve el fuego que nos corrompe a todos
hasta que ya no hay corrupción ni verdad
y sólo quedas tú
desnuda
desnuda de todo bien, de todo mal,
desnuda de todo deseo, de todo amor,
desnuda en tu sufrimiento y pasión,
desnuda,
en los juegos de tu carne esencial,
de tu mortalidad inmortal, impregnada en mi lengua
como se impregnan a veces las voces de las aguas.

Es imposible no amarte como se ama a la caída.

I

Hace buen tiempo me di cuenta que este tiempo no me basta
para luchar contra el tiempo
de la posvida.
Doy vueltas sobre las cabezas de niños y adultos, nervioso, histérico, desanimado.
Luego recuerdo los libros sobre los que levito en bibliotecas o en casas de estudiantes universitarios
y recuerdo los nombre escritos al reverso. Una mosca no tiene obligacion de escribir su nombre, ni siquiera de pensarlo. La vida es efimera y sin embargo, es rica. Me espera otra vida después, la que inventarán para mi.
Las palabras que escribo (si es que escribo) las corrijo y las corrijo, hasta que me doy cuenta que soy una mosca. Vuelo entonces y me poso

sobre los cabellos de los hombres
  moviendo maliciosamente mis manos, planeando mis ataques.
Al momento de la cópula, froto mis manos como garras sobre algun vientre ocasional y froto mi cuerpo sobre mis congéneres,  aunque de posmodernidad no he leido nunca. Otros han de cubrir nuestros sexos con palabras.


II
Doy vueltas sobre un basural, repito lo que escribo
repito lo que escribo,
repito lo que escrito.
Y mañana, que no me espera nada despues de este cuerpo
entre la mierda y las cosas olvidadas como el puro instinto

repetirè lo que escribo

repetiré algo

algo
que no puedo escribir

daré vueltas sobre un basural


III

Antes de morir, me vuelvo la pura luz.
No me alimento por días y solo asciendo  
hasta alcanzar un futuro incierto
se que al volar pretendo que soy algun mago, un místico, un niño.
otras veces no ayuno,  solo me muero de hambre, sin egolatría alguna
Me pertenezco y me despertenezco a ratos
Escucho zumbidos
y me doy cuenta tarde
que vienen todos de mi.
Me doy cuenta tarde
(aunque hace tiempo me di cuenta)
que toda luz me asesina.