miércoles, 22 de agosto de 2012

Otra vez me ha sorprendido la noche
a esta hora que se confunde con la poesía.
La biblia estaba mal: Jesús, mi santísimo hermano, el más hombre de los hombres,
habría de morir entre la noche y la madrugada,
despues de haber tomado 4 carros hacia sus deberes
todos los días.
Por aquellos tiempos, había que cargar la cruz
y la corbata de espinas en la frente.
Se enamoraba uno de todas las Magdalenas
del mundo (el mundo era el Centro de Lima)
y soñabamos
con dañar nuestros cuerpos
y reconstruirlos despues de 3 dias.
Digamos
que bajamos al cielo y al infierno
en artefactos que negaban su muerte y su reforma
de transporte.
De los 4 que tomaba, niguno fue el gentil burro de los ramos verdes
aún así yo lo amaba.
Nunca nos lavabamos las manos
y no servíamos de jueces.
Un día igual a hoy, nos sorprendí ola ncohe
sin un papel ni un lápiz
y conocimos la muerte.
Pero esta vez, papel y lápiz
a la derecha de Dios Padre
escribo por fin,
a lo lejos, lentamente, se mueve una piedra...

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