miércoles, 6 de junio de 2012

Un poco de filantropía


Transeúntes ocupados, demasiado ajenos.

Pero a veces basta capturar su mirada y el baile oscuro se reenciende
entre los párpados cansados de la señora o la boca añeja del señor.

Y a veces las vejeces de esos párpados y esa boca se vuelven mías
y yo me vuelvo puro transeúnte.

Me vuelvo la descripción de un hombre,
fotografías sepias,
humedad, silencio.

Me vuelvo todo menos un Hombre,
plástico clavado en la arena.

Pero míralos a ello, cómo baten sus pestañas, ojos ardientes,
míralos, regocijándose en palabras-flor, palabras-fruto.

Sé que volverán a secarse,
volverán a ser transeúntes, plástico, arena, silencio, mierda, vacío,
pero ahora...

Parecen ser el gris intenso
entre morir viviendo y vivir muriendo.

Dime si eso no embellece nuestra caída...

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