viernes, 25 de mayo de 2012

Cambios de estación


Recuerdo cuando mis ansias eran frutos
que se retorcían bajo soles fetales
y tus ojos era vientre y enigma.

Recuerdo cuando,
tras riachuelos de cemento
y montañas de cera,
nos encontramos,
distantes,
reconociendo el cantar más oscuro
en nuestras aves ciegas.

(O tal vez sólo eran
gritos vacíos
quebrando deseos)

En esos juegos nos mantuvimos,
lejanos,
asesinando al tiempo.

Pero el tiempo siempre deviene.

El verano devino en castigo,
en cielos caídos, desgarrados;
nuestros sueños se volvieron templos
y los deseos, promesas de otoño.

El otoño llegó,
pero nuestras aves ya habían migrado.

La primera hoja cayó en un país lejano.

La segunda hoja cayó en una vieja ciudad.

La tercera hoja cayó
La cuarta hoja cayó

y pasé de Hombre a fractura,
de bullicio a sinsentido,
de aves a muerte.

Y mis ojos se enturbiaron
hasta hacerse juegos de niebla.

Y mis pies se entramparon
en el lodo renaciente.

Y mi pecho se calcinó
en la crudeza de la estación.

Y mis manos,
sólo mis manos,
quedaron tendidas hacia ti
(cubiertas de hielo,
de nieve seca),

pues mi boca se consume
entre aves equivocadas

y mi espera se derrumba  e t e r n a m e n t e

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