martes, 1 de mayo de 2012

instantáneas urbanas

Estaba Ramiro Rivadeneira en su BMW serie 5 nuevo. Paró en el cruce de la Av. La Marina con Universitaria. Se acercó a su auto un chico a limpiarle el parabrisas. Él se negó. El chico insistió. Tocó el claxon pero el chico no se fue. Hizo rugir el motor, pero el frío le había entumecido los pies y le hizo quitar el pie del embrague sin aviso. Juan Martín Zúñiga murió triturado entre el BMW y un bus de transporte público. Ramiro afrontó una condena de 10 años por homicidio culposo, pero salió a los 5 por beneficios penitenciarios. Del BMW no se supo nada.


Rosa Evangelina es una desempleada. La crisis y las excusas no la dejaban trabajar. Vivía de mendigar y vender caramelos en la calle. Los ruegos a su dios antropomorfo no resultaban y las deudas hacían que su existencia se vuelva cada vez más miserable. Oyó por una amiga sobre una mujer adicta al crack que tenia muchos hijos pequeños. Fue a verla, y por 5 soles, le dio a una de sus hijas. Mendigó con la niña todo el día y consiguió el doble del dinero que conseguía mendigando sola. Volvió a alquilar a la niña los días siguientes, hasta que, por doscientos soles compró a la niña y le enseñó a mendigar. Su "negocio" prosperó y compró dos niños más. Cuando Rosa Evangelina cayó enferma de hepatitis, los niños la desatendieron y la niña, mientras su dueña dormía, la asfixió y huyó con el dinero. Los niños se quedaron solos y empezaron a limpiar los vidrios de los autos en las esquinas. Uno de ellos se llamaba Juan Martín.









Lima, 2009

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