martes, 22 de mayo de 2012

Ha llegado el día de no estar muerto


Nobody knows where you are, how near or how far
Shine on you crazy diamond
Come on you boy child, you winner and loser, 
come on you miner for truth and delusion, and shine

El chocolate caliente avanza azaroso por venas moráceas cada vez que el invierno se escurre por debajo de la puerta. Arterias hinchadas, excesos en la balanza y hebras heladas que brillan bajo la oreja. Mi estación favorita, sin duda, aunque por estas épocas el frío suela armonizar con la frivolidad de mi animo, grisáceo como  el polvo que se desvanece por debajo de la almohada.

Días en que las preguntas de siempre retornan de un largo viaje, con el pasaporte renovado y las maletas en mano, revoloteando en la oscuridad de un lado al otro y volviéndose en pesadillas que zumban en los ojos abiertos. Aquellas que quieren ser y no ser respondidas pero que marchitan el alma en cada respiro y la tiñen de estupefacción. Me parece oírlas a lo lejos, como un eco que recobra vida y se aproxima despacio, subiendo y bajando escaleras mentales. Cansancio y dolor, impregnados en el sudor de las sábanas muertas mientras una lágrima seca se resbala desde lo alto hasta hundirse en la sangre espesa y viscosa que repiquetea el corazón.

Son las vibraciones innatas que sacuden y disponen el cuerpo y lo invaden milímetro por milímetro. Son las sombras que arrastra el alma las que no me dejan dormir en invierno. Y así, mientras los pasos apresumbrados tratan cada vez más y vanamente escapar, clamo desde lo más hondo poder salir de esta prisión. Son las preguntas las que te acorralan cuando tú eres dueño de tu propia cárcel pero, creo, ha llegado finalmente la hora de enfrentarlas y extinguir las llamas de la idea o apariencia, ha llegado finalmente la hora de amistarme con el despertador y ceder ante el frío entorpecedor que por estos días hace que mis manos amarillas y rasgadas por el tiempo, tiemblen sin cesar. 

Ha llegado el día de no estar muerto, de volver a esa patria exiliada tan humana y corpórea, de llenar el vacío pues aunque lo múltiple suele ser muy gracioso y enternecedor, solo busco en el fondo llenar el único vacío. Hoy he dejado las ventanas abiertas para que pasen una a una las preguntas, solo espero que respeten el orden (Tickets en la fotocopiadora y aspiraciones políticas) y no entorpezcan más esta alma en amor de democracia.

Pd. Seguí mi propio consejo en un día de lluvia, así que antes de atender preguntas... es hora de un termómetro y panadol. 

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